En España, los alérgenos más comunes son los
derivados del huevo, del pescado y de la leche de vaca: entre los tres suponen
casi el 60 % de todas las alergias alimentarias. Sin embargo, los más
peligrosos para la salud, por las reacciones que provocan, son los frutos
secos.
LECHE DE VACA. Su faceta alergénica es un problema
casi exclusivamente infantil. A pesar de que la caseína es la proteína más
abundante en la leche, la sensibilización ocurre con mayor frecuencia con la
betalactoglobulina y, en menor medida, la alfalactoalbúmina. El calor no
destruye estas dos proteínas lácteas, por lo que de nada sirve hervir la leche.
La incidencia de alergia a las proteínas de la leche de vaca varía según
diferentes estudios entre el 0,3% y el 7,5% de la población. En algunos casos,
el rechazo a estas proteínas lácteas es la primera manifestación de la
predisposición alérgica de un individuo. Se ha observado que aproximadamente un
40% de niños sensibilizados a las proteínas de la leche de vaca desarrolla
alergia a otros alimentos y un 28% lo hace a agentes ambientales -pólenes,
ácaros, hongos, epitelios de animales-. También se asocia con frecuencia a
dermatitis atópica. La predisposición genética o atopia, ser varón y emplear la
lactancia artificial en lugar de la lactancia materna son los principales
factores que predisponen a padecer esta alergia.
Huevo. Las proteínas de la clara son el problema.
Esto explica que la mayoría de los niños presenten sus primeros síntomas al
tomar tortilla a la francesa, sobre todo si está poco cuajada. Al hablar de
alergia alimentaria infantil hay que prestar atención al rechazo como síntoma
orientativo.
Pescado. La alergia causada por pescado o marisco
es más duradera en su sensibilización y puede perdurar durante décadas o toda
la vida. Sus propias proteínas, la histamina que se forma al descomponerse y el
parásito anisakis pueden causar reacciones alérgicas. En concreto, este
nematodo, cuyas larvas viven en el conducto digestivo de muchas especies
marinas, desde la merluza y el atún hasta el pulpo y la langosta, son
responsables de crisis graves en personas sensibles. Como se vio en el capítulo
del pescado, el anisakis se introduce en el ser humano al ingerir pescado
crudo, en salazón, ahumado, en escabeche, marinado o poco cocinado. Nadie está
seguro de si congelar el pescado por debajo de los 20 grados bajo cero durante
al menos 72 horas y cocinarlo por encima de los 60 ºC es suficiente para matar
la larva, aunque si la congelación se ha hecho en alta mar existen más
probabilidades de que así sea. Si sólo aparecen síntomas digestivos por la
parasitación, estamos ante una anisakiasis, y si se desarrollan manifestaciones
cutáneas o síntomas generales se trata de una reacción alérgica. Actualmente,
la mayor parte de los investigadores consideran que para que haya alergia es
imprescindible que el gusano haya estado en el tubo digestivo del afectado. La
anisakiasis es frecuente sobre todo en sociedades como la japonesa, donde la
ingestión de pescado crudo es muy frecuente. En nuestro medio, la forma
habitual de exposición es por el consumo de boquerón en vinagre. Además, hay
que tener en cuenta que las personas con alergia al pescado pueden tener
reacciones tras la ingesta de otros alimentos, como carnes de animales -cerdo,
gallina, conejo- alimentados con harinas de pescado.
Frutos secos. El principal peligro proviene de que
en muchas ocasiones estamos ante alergenos ocultos y de que son responsables de
la mayoría de las reacciones anafilácticas mortales o casi mortales. En la
mayoría de los niños, la alergia a la leche y huevo se supera con el paso de
los años; a la del pescado a veces también, pero en los frutos secos casi nunca
remite. En un estudio del año 1990 realizado en Barcelona, Amat y sus
colaboradores refieren como sensibilización más frecuente la de la almendra
(89%) seguida de cacahuete (80%), avellana (76%), nuez (39%) y piñón (30%) en
nuestro país. El cacahuete en concreto es una leguminosa, por lo que los
pacientes con alergia a veces presentan síntomas con otras legumbres y
viceversa. Por otro lado, también es frecuente la aparición de alergia a varios
frutos secos (aproximadamente en un 2535% de los alérgicos al cacahuete también
lo son, por ejemplo, a la nuez, el anacardo o el pistacho). Otra cuestión que
hay que tener en cuenta es la reactividad cruzada que puede existir en niños
alérgicos al látex con la castaña, piñón, pipa de girasol y nuez, entre otros
frutos secos.
FUENTE: MUY INTERESANTE