Estados Unidos está perdiendo la guerra contra la obesidad. Según el
último informe médico publicado al respecto, el 35% de la población
padece un preocupante sobrepeso. Para promover unos buenos habitos
alimenticios, la primera dama, Michelle Obama, organizó este martes una
cena benéfica en la Casa Blanca focalizada principalmente en la
alimentación infantil. A la velada también asistió el presidente, que
apareció por sorpresa.
“Tenéis que seguir así”, decía Barack Obama a los asistentes. “Estáis
dándonos un ejemplo a toda la nación. Coméis sano, hacéis ejercicio… Y
esa es la línea que deberíamos seguir todos”.
La obesidad es un problema mayor del que pueda parecer a primera
vista. Un cuarto de los adultos y los adolescentes estadounidenses
reconoce abiertamente que no come ni frutas ni verduras. Y esos hábitos
son los que les transmiten a sus hijos. Todo ello, unido a la falta de
actividad física en la era de las consolas e internet dibuja un futuro
cuanto menos inquietante.
“Los riesgos que entraña la obseidad infantil son tremendos”,
explica la doctora Andrea Hulse-Johnson. “Si no le ponemos freno pronto
crecerá el número de enfermos crónicos, de diabéticos, de pacientes con
hipertensión y con problemas coronarios. Evitarlo está en nuestra mano”.
“Cuando esas condiciones crónicas aparecen demasiado pronto”,
prosigue la doctora, “nos encontramos con pacientes que no sólo tendrán
que medicarse a largo plazo, sino que además verán fuertemente reducida
su esperanza de vida”
Además, la obesidad genera muchos gastos. La adminsitración invierte
anualmente 48.000 millones de dólares para tratar a estos enfermos.
Algunos nutricionistas hablan abiertamente de la epidemia del siglo XXI.
Fuente:euronews