Es
increíble el efecto hipnótico que logran tener los programas de televisión donde
salen cocineros. A pesar que ninguno de los televidentes realmente prepara las
recetas que nos exponen, todos nos quedamos observando con asombro sus creaciones
gastronómicas. No sé si es una especie de phagomania
(amor a la comida y a comer) de la cual sufre la mayoría de la población, o es
simplemente nuestro instinto animal más profundo que se ve atraído por la idea
de alimentarse para sobrevivir, pero es asombroso abrir una de tus redes
sociales y ver que todos suben fotos y comentan sobre lo que comieron, están
comiendo y van a comer.
Ciertamente,
los valores cristianos que nos inculcaron a la mayoría están bastante olvidados,
ya que el pecado capital de la gula (vicio del deseo desordenado del placer
asociado a la comida y/o bebida) prevalece como criterio para posicionarnos en
el medio social. Es decir, mientras más “ricos” sean los alimentos que
ingieres, más estatus social obtienes. Los usuarios del Internet se han
convertido en los paparazzi de la
culinaria.
Cada
vez hay más comerciales relacionados a consumir calorías de forma innecesaria.
Estos son muestras visuales glamorosas y espectaculares de comida con alto
contenido energético, poco contenido nutricional y porciones distorsionadas,
que despiertan el deseo de comer o glorificar la comida como sustituto del
placer causado por el sexo. Con los efectos del food styling (especialidad de la fotografía dedicada a la comida) y
el Photoshop, tu Big Mac es mucho más
deliciosa en retrato que en la realidad.
Ciertamente,
nuestra relación con la comida está basada en irrealidades, y es por eso que
actualmente hay tantos trastornos relacionados a ello. Entre ellos, la
anorexia, bulimia, obesidad (adulta e infantil), comer de forma compulsiva, y
otros. Entonces, para mantener una “relación saludable” con la comida, debemos
recordar que los alimentos son nuestra fuente de nutrientes para obtener
energía y mantener un estado de salud óptimo. Tengamos en cuenta que cada
individuo tiene requerimientos únicos. De igual manera, no nos basemos en los
placeres de la comida para que sea nuestra aliada para combatir desbalances
emocionales. Teniendo esto en cuenta, por favor, tratemos de no transformar una
necesidad fisiológica en un desorden mental.
Por Nichole Andrade.
Alumna 3er ciclo - Universidad Le Cordon Bleu - Perú