La sensación de hambre
El apetito es el deseo de ingerir alimentos y está regulado por
diferentes estructuras situadas en el cerebro. Estas estructuras o partes
forman lo que se denomina centro del apetito, y sus componentes son el centro
del hambre y el centro de la saciedad.
La sensación de hambre viene dada por la necesidad del ser humano de
cubrir sus requerimientos energéticos. Cuando el centro del hambre se estimula,
aparece la sensación de apetito, pero si por el contrario el estímulo llega al
centro de la saciedad, el deseo de comer se detiene.
Quién controla las sensaciones
El nivel de azúcar en sangre o glucemia, es el encargado de enviar esos
estímulos y así regular la ingestión de alimentos, por lo tanto el bajo nivel
de azúcar en nuestro organismo nos induce a comer. Un ejemplo de esto es la
sensación de hambre previa al desayuno.
Es importante señalar que el estómago también es un regulador del
apetito, dado que cuando permanece por un largo periodo sin recibir alimentos
se contrae. Cuando el estómago se contrae, el deseo de comer se intensifica,
mientras que cuando hay alimentos en su interior, la señal llega al centro de
saciedad y así, dejamos de comer.
Toda la regulación del apetito se produce en el cerebro, y los
diferentes estímulos sensoriales generan un impulso nervioso, que actúan sobre
el centro del hambre apareciendo o eliminando el deseo de comer.
Pero puede ocurrir que ciertas lesiones cerebrales en los núcleos del
hipotálamo, afecten al centro de la saciedad, y así se descontrola todo el
mecanismo, la persona afectada presenta por ejemplo un apetito insaciable de
carácter patológico, y por el contrario los estímulos psicológicos que actúan
inhibiendo el centro del hambre hacen que la persona caiga en una anorexia
nerviosa.
Otros factores que afectan la saciedad
El apetito también se ve influenciado por el clima, ya que en ambientes
fríos aumenta el deseo de comer. Esto se debe a que mediante esa ingestión
aumentada de comida, tomamos calorías que nos permitirán mantener la
temperatura corporal.
Otro recurso que repetidamente se utiliza para reducir el apetito es el
tabaco, que demás está decir que es sumamente perjudicial para la salud, dados
todos sus efectos nocivos.
Señalemos un caso específico como la diabetes, la sangre presenta un
elevado nivel de glucemia, pero ese azúcar no puede entrar en la célula, por
acción de la insulina, entonces el centro de saciedad no recibe la información
para detener la ingesta de alimentos. Es por ese mecanismo que los enfermos
diabéticos presentan abundante apetito, pero cuando la diabetes está controlada
esa sensación de hambre desaparece.
Acostumbramiento
Decíamos antes que el estómago regula el apetito cuando se encuentra
vacío generando una contracción y en consecuencia sensación de hambre, ese
malestar se mantiene durante varios días, pero pasado ese tiempo las molestias
desaparecen, y no se tiene sensación de hambre.
Esta falta de hambre se produce porque nuestro organismo ha comenzado a
consumir o utilizar sus reservas de azúcar, y cuando las agota, comienza a
degradar las reservas grasas (lipólisis). Como producto de la degradación de
las grasas se produce una sustancia llamada cetona la cual suprime el apetito.
Es así que la sensación de hambre desparece y se puede sobrevivir cierto tiempo
sin ingerir alimentos.
En muchas situaciones las personas toman medicamentos para poder
regular el apetito. A estos fármacos se los denomina anorexigenos y ejercen su
acción directamente sobre el centro de la saciedad, inhibiendo el apetito. Pero
a la vez que desaparece el deseo de comer, provocan varios efectos secundarios
puesto que estimulan al sistema nervioso central, aumentando la tensión
arterial y la frecuencia cardiaca, incluso generando vómitos, nauseas,
insomnio, etc.
Debido a las serias consecuencias de estos fármacos, una persona jamás
debe auto medicarse para conseguir un cambio en el peso corporal. Todo
medicamento debe ser prescrito por un médico.
La mejor forma para regular el apetito
La mejor y única forma eficiente de regular el apetito es respetar una
dieta equilibrada y balanceada fraccionada en 5 tomas diarias: desayuno, a
media mañana una colación, comida, merienda y cena. De esta forma se regulará
correcta y eficientemente el deseo de comer, ayudará a evitar el picoteo de
alimentos (snacks) entre horas o la ingesta excesiva en una sola ración,
quienes tienen como consecuencia un inevitable sobrepeso u obesidad.
FUENTE:ZONADIET