De acuerdo al consenso de 1991 de Norteamérica solo deben ser sometidos a algún procedimiento para cambiar su peso aquellas personas que tienen un IMC mayor de 40 y aquellas personas que tienen un IMC mayor de 35 con algún factor de riesgo o enfermedades asociadas.
Actualmente hay ciertas excepciones aun no consensuadas, nos referimos a personas con más de 30 de IMC que cumplen con ciertos prerrequisitos. Generalmente se les aconseja a los pacientes con IMC mayor de 30 comenzar con un tratamiento no quirúrgico a base de dieta estricta acompañada de ejercicio físico. Es luego de un tiempo que es insuficiente la reducción de peso y someterse a una intervención quirúrgica para evitar o resolver los problemas de salud asociados es la mejor alternativa. Si el IMC es mayor de 35 es muy poco probable que si no se toma una decisión quirúrgica se vaya a obtener un buen resultado en lo que respecta a la baja de peso.
Otro tema es el estilo de vida que cada persona lleva, donde el ambiente culturo-social no permite la reducción del peso y el deterioro de la salud incrementa situando en riesgo la vida de la persona con obesidad.
Mencionar los beneficios de esta cirugía son muchos, generalmente desaparecen las enfermedades asociadas y mientras menos tiempo de obeso tenga el paciente es lo ideal para ser intervenido quirúrgicamente pues se considera que tiene menos tiempo de enfermedad.
FUENTE: DR. ADOLFO ANDRÉS GUEVARA FIGARI.