jueves, 28 de marzo de 2013

La obesidad es por hábitos, no por alimentos

La Universidad Cornell confirma que dietas mal balanceadas se producen por abuso de ingesta de alimentos incluso los "light"



El refrán popular "los alimentos no engordan, el que engorda es uno" pareciera no estar tan alejado de la realidad. El estudio "¿pueden llevar los alimentos light a la obesidad?" Publicado por la Universidad de Cornell en Nueva York, Estados Unidos, confirma que los hábitos de muchas personas son los que los llevan a aumentar los niveles de grasa en el cuerpo.
 
La investigación incluso confirmó que la mitad de las personas sometidas al estudio abusaban de los alimentos, principalmente de aquellos que venían con la etiqueta "light" o bajos en calorías.
 
Los encargados del estudio concuerdan en la importancia de aprender a leer las etiquetas nutricionales y así comprender lo que se come y en qué cantidades para no afectar la salud.

Los investigadores concluyen que no hay alimentos buenos o malos, solo dietas mal balanceadas. En muchas ocasiones se observa que las personas tienden a servirse más comida de la que deberían sin tomar en cuenta el impacto que eso tiene en su salud. Según los autores, servirse más porciones le inyecta al cuerpo más calorías y eso se une a otras condiciones como las genéticas que podrían afectar a una persona llevándola a ganar más peso y a tener ciertas dificultades para reducirlo posteriormente. Recuerde que los problemas de obesidad son producto de varias causas entre ellas un desequilibrio energético entre calorías consumidas y gastadas y otro factores como los genéticos y la falta de actividad física.

El médico internista y endocrinólogo salvadoreño, Carlos Alvayero, agrega que "el peso es un balance entre la ingesta y el gasto de calorías, por lo cual un grupo de alimentos no puede ser el causante de la obesidad, sino más bien, el total de calorías diarias consumidas que exceden el gasto calórico que tiene cada persona".

Adiós a los mitos

Si usted piensa que no puede comer rico y al mismo tiempo mantener su salud, este es el momento para que cambie de opinión. Sí es posible consentirse, lo esencial es realizar actividad física de forma regular y mantener una alimentación balanceada. 

¿Cómo balancearla? Lo primero que debe hacer es visitar a su médico o nutricionista para que le indique cuántas calorías requiere su cuerpo diariamente para funcionar.

El siguiente paso será leer las etiquetas nutricionales de modo que sus comidas le ayuden a alcanzar esa meta calórica. Un tercer paso sería aumentar el ejercicio, no tener tiempo para ir al gimnasio tampoco es una excusa, más adelante se lo demostramos. 

La obesidad es una condición que se puede prevenir con determinación, así que no busque culpables entre los alimentos, más bien decídase a cambiar algunos de sus hábitos.

Latinoamérica en números rojos

La desinformación entorno a las causas de la obesidad y cómo combatirla tiene a muchos latinoamericanos con algunos kilos de más. La Organización Mundial de la Salud (OMS) puso a prueba el comportamiento de la obesidad en los países de la región con miras a los próximos años y la mayoría reprobó porque los porcentajes aumentaron o se duplicaron.

"Este informe aporta más evidencia del drástico aumento en las condiciones que disparan la enfermedad cardíaca y otras dolencias crónicas, particularmente en los países de bajos y medianos ingresos", manifestó la directora general de la OMS, Margaret Chan. 

A raíz de esta evaluación en los países, la OMS definió que la obesidad es un factor de riesgo para desarrollar algunas enfermedades como: los males cardiacos, la diabetes y la hipertensión. Un dato preocupante es que en nuestros países el 80% de las muertes se dan por este tipo de enfermedades. Estas dolencias además son la causa de otros males que comienzan a saturar los servicios de salud en toda la región y a afectar cada vez más a personas jóvenes. 

Las estadísticas de la OMS confirman que las tasas de obesidad se duplicaron en todas las regiones del mundo entre 1980 y 2008. Los mayores niveles se registran en el continente americano, donde el 26 % de los adultos son obesos. Más preocupante aún es que un 10% de los niños en edad escolar (entre 5 y 17 años) en el mundo padecen de sobrepeso.

"La OMS detectó en 2005 que en Latinoamérica las dietas tienen a estar desbalanceades entre los diferentes nutrientes. Por ejemplo, se tiende a abusar de las grasas y las harinas y algunas proteínas como las carnes rojas o los huevos. Estos nutrientes no son los culpables de la obesidad pero si una persona abusa de ellos y no practica deporte tiende a ser más propensa a aumentar de peso", dice Alvayero. 

El informe de obesidad de la OMS revela que las personas que son más sedentarias –ya sea obesas o delgadas– son más propensas a desarrollar diabetes, hipertensión o males cardíacos ya que no le ayudan al cuerpo a quemar calorías. En cuanto a las que son obesas, las mujeres de todas partes del mundo son más propensas que los hombres a ganar peso.

La decisión está en usted

La obesidad se puede prevenir y combatir. Esa es una decisión que nadie puede tomar por usted porque involucra determinación. Los expertos recomiendan que incluya en su agenda cinco espacios a la semana de media hora cada uno para quemar calorías. 

"Sí es posible revertir un proceso de ganancia de peso. Se requiere de mucha disciplina para cambiar hábitos alimenticios y un estilo de vida que incluya cambios en la cantidades de alimentos ingeridos, además de una rutina de ejercicio que se desarrolle regularmente", agrega Alvayero.

Si usted no cuenta con la opción de ingresar a un gimnasio, existen diversas formas para que usted le ayude a su cuerpo a ejercitarse. El otro paso indispensable es lograr el balance energético entre calorías consumidas y gastadas. Esta no es una misión imposible, incluso usted puede buscar personas que le ayuden a servirse las porciones que realmente ocupa, a no abusar de algunos alimentos y dedicar ciertos espacios a la actividad física. Aproveche sus horas de alimentación para reunirse con ellos y evitar comer más de la cuenta.

Fuente: El Salvador.com

jueves, 21 de marzo de 2013

Flacos obesos


CÓMO LOS FLACOS PUEDEN SER OBESOS “POR DENTRO” CON PROBLEMAS DE SALUD OCULTOS

 

Algunas personas comen lo que quieren y jamás engordan, pero eso que suele considerarse “una suerte”, en realidad puede ser un problema.


Quienes tienen apariencia delgada pueden tener tanta grasa alrededor de sus órganos, al extremo de desarrollar enfermedades vinculadas a la obesidad, incluso diabetes y afecciones cardíacas. De hecho, es posible que se hallen en mayor riesgo que los “gordos”.


La grasa interna es perjudicial porque tiende a acumularse no sólo en torno a los órganos sino que también invade el torrente sanguíneo, tapa las arterias y aumenta el peligro de una enfermedad cardíaca.

Riesgos
 
Cuando la grasa se localiza en hombros y espalda, parte interior del abdomen, hígado y dentro de los músculos favorece el aumento de:

  • Hipertensión arterial, que dificulta el funcionamiento de la insulina y conduce a la diabetes.
  • Facilidad de la sangre de formar coágulos.
  • Colesterol “malo” y triglicéridos.

Quiénes son los más afectados
  • Los que llevan una vida sedentaria.
  • Aquellos que hacen dietas perpetuas: bajan y suben de peso, más quienes consumen muy bajas calorías, ponen al cuerpo en un estado de “hambruna”, queman tejido magro para obtener energía y terminan con grasa interna.

Dieta y ejercicio
 
Cualquier dieta sin ejercicio acumula grasa en el hígado, riñones, corazón y páncreas.


Los “flacos” deben reducir la comida “chatarra” y las bebidas alcohólicas.

Tienen que mantenerse físicamente activos.


No dejarse llevar por las apariencias: un cuerpo delgado puede padecer colesterol, triglicéridos y azúcar en sangre elevados. Por lo menos una vez al año deben hacerse un chequeo.


Fuente: National Institute for Health and Clinical Excellence, England

lunes, 18 de marzo de 2013

Guatemala: Entre la obesidad y la desnutrición


De acuerdo con el Ministerio de Salud, el 21 por ciento de los adultos son obesos y 39 por ciento más tienen sobrepeso, lo que se advierte como una situación de alto riesgo para el 60 por ciento de los guatemaltecos mayores de edad que no realizan ejercicio y mantienen hábitos alimenticios que pueden ser peligrosos.


Esta complicada situación se encuentra en contraposición al problema severo de desnutrición crónica, con una prevalencia del 49.8 por ciento en los niños menores de cinco años y que cobra cientos de vidas cada año.

“Hace como dos años empecé a perder el control de mi peso. Salí de vacaciones con  la intención de pasar una semana tranquila y relajada, pero fue entonces que adquirí el hábito de “picar” entre comidas; todo lo que ponían en la mesa era bueno para comérmelo, papitas, chocolates, pan… para mí era igual”, recuerda Juan Carlos, un joven de 26 años de edad, que padece de obesidad.

Juan Carlos cuenta que su problema se agudizó cuando se llevaba la comida a la boca, no por hambre, sino por ansiedad: “Yo me devoraba varios platos de comida al mismo tiempo, y quería más y más, aunque mi estómago reventara. Es algo incontrolable”. El joven asegura que esa situación se repetía en cada tiempo de comida, pero especialmente en la cena.

De regreso a la rutina y con el paso del tiempo, el hábito ya era parte de su vida normal, sin embargo no se dio cuenta que el mantener el cuerpo inactivo y la acumulación de grasa por el consumo excesivo de comida provocaba un aumento exagerado de su masa corporal.

Con el excedente de peso también llegaron los problemas de salud y las críticas del entorno. El joven cuenta que una vez, luego de un almuerzo excesivo, sus amigos se burlaron de él por su hábito de comer a toda prisa y sin limitaciones. Eso le hizo reflexionar sobre lo que le ocurría.

 “Algo sucedió en ese momento, sigo teniendo grabada la imagen que acabo de relatar, y decidí emprender una ofensiva contra la comida. Y todavía le dije a mis amigos que aún pensaba comer un postre, ambos se volvieron a mirar y ante su cara de incredulidad y de miedo, vieron como yo solo consumía una gran porción de pastel; tuve la sensación que hasta el mesero se estaba burlando de mí”.

“Fue entonces que empecé a ver qué podía hacer para cambiar ese hábito, que perjudicaba mi salud y mi aspecto físico, digo mi salud porque a causa de la grasa que acumulaba se me hacía difícil caminar y me fatigaba con facilidad”, comenta.

Según el Programa Nacional para la Prevención de Enfermedades Crónicas no Transmisibles y Cáncer del Ministerio de Salud (PNECNTC- MSPAS) el problema que afronta Juan Carlos también le afecta al 21 por ciento de los adultos y el 39 por ciento tiene sobrepeso.

Pero lo más preocupante es que 12 por ciento de los adolescentes también son obesos y el 25 tienen sobrepeso, y en el caso de los niños menores de 10 años, un 5 por ciento son obesos.

Juan Carlos decidió asistir a una clínica de nutrición y empezar un tratamiento que le ayudara con su problema de obesidad y ansiedad; hoy se siente con ánimos para seguir adelante a pesar de su problema de sobrepeso y obesidad.

LAS CONSECUENCIAS
Eduardo Palacios, del PNECNTC, indica que la obesidad es el excesivo aumento de peso ocasionado por la acumulación de grasa corporal y se debe a que las personas están teniendo una dieta poco o nada saludable que incluye en excesos las grasas saturadas o grasas trans, y que además no contemplan la actividad física en su rutina diaria.

El profesional señala que la obesidad trae consigo enfermedades como diabetes mellitus, hiperlipidemia (elevación de las grasas en la sangre); enfermedades cardiovasculares, como  hipertensión arterial (presión alta), enfermedad de arterias coronarias, infartos del corazón, accidentes cerebrovasculares (derrames cerebrales) cáncer de mama y colon, entre otros, y secundariamente insuficiencia renal crónica, problemas óseos, de las articulaciones y hasta problemas psicológicos.

Según Palacios, existe una preocupación en el ámbito mundial, porque el costo de los tratamientos de las enfermedades producidas por la obesidad es tan alto que prácticamente ningún país tiene la capacidad para tratarlas. Sin embargo, estas enfermedades son prevenibles en más de 60 por ciento de los casos mediante los hábitos de vida saludables y éste es el enfoque más efectivo que debe seguirse.

Además, Palacios indica que los niños que padecen desnutrición crónica tienen, al recuperarse de esa condición, una probabilidad mucho mayor de ser obesos que los niños con nutrición normal.

Entretanto Hugo Leonel Lima, Director Médico del Patronato Guatemalteco contra la Obesidad, indica que la obesidad es una enfermedad crónica originada por varias causas y con numerosas complicaciones que se caracterizan por un exceso de grasa en el organismo.

Se considera obesa a una persona que haya aumentado su peso corporal a expensas del tejido adiposo que supere el 20 por ciento en los varones y el 25 por ciento en las mujeres.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, dos de cada tres individuos con obesidad tienen más probabilidades de presentar diabetes, hipertensión, infartos y cáncer, así como problemas cardiovasculares, respiratorios, osteoarticulares, digestivos, renales, cutáneos, sexuales, neurológicos, psicológicos y sociales.

Lima indica que el Ministerio de Salud debería implementar un programa en cuanto a educación y concientización de las personas en lo referente al sobrepeso y obesidad. En la medida que se vaya disminuyendo esta enfermedad, lo cual evitará complicaciones principales con las enfermedades asociadas, “se debe trabajar más en medicina preventiva y no en la curativa”, la educación es fundamental.

“GRANDES PROBLEMAS”
Para María José Basterrechea, Especialista en Nutrición, la obesidad como la desnutrición son grandes problemas nutricionales, consecuencia de la pobreza del país.

“No comer o simplemente comer lo equivocado puede llevar a una desnutrición o una malnutrición y ambos espectros del panorama son dañinos para la salud”. La obesidad se da cuando la ingesta de calorías sobrepasa el gasto energético, es decir, que uno come más de lo que se mueve.

“No solo la cantidad sino también la calidad de la comida son factores que afectan la salud”, señala la experta. La comida barata es rica en carbohidratos refinados, grasas dañinas al corazón y grandes cantidades de azúcar.

Según la profesional, el sistema de Salud de Guatemala, así como ninguno en el mundo, va a poder soportar tratar las 62 comorbilidades de la población que se asocian al sobrepeso y la obesidad.

Por lo tanto, la mejor alternativa, según Basterrechea, es la prevención, campañas de educación nutricional que alerten a la población; y por supuesto crear oportunidades de trabajo para que la población tenga recursos para comprar alimentos y puedan así nutrir a sus familias de una manera adecuada, ya que comer sano implica un gran gasto en la economía familiar.

QUÉ SE DEBE HACER
Tener una dieta saludable, rica en frutas y vegetales, leche descremada o similar, carne magra, cereales integrales, semillas, etc., señala la nutricionista, quien además hace un llamado para evitar las grasas saturadas, chicharrones, gordos, mantecas, mantequilla, crema, caldos, frituras, así como las grasas trans, las margarinas, cubitos de consomé y los azúcares simples.

Pero también cocinar con aceites poliinsaturados, canola, maíz, o girasol, evitar las comidas rápidas, papas fritas, hamburguesas, pizzas, pollo frito, pero también las comidas típicas que llevan manteca como los tamales, paches, chuchitos, tacos, tostadas, aunque en lugar de manteca pueden prepararse con aceites para poder consumirlos con tranquilidad.

Basterrechea estima que el balance perfecto de alimentación adecuada y ejercicio constante es la única posibilidad de evitar en el futuro serios problemas sociales relacionados con la obesidad.

LOS CONTRASTES

DESNUTRICIÓN
La tasa de desnutrición crónica en menores de 5 años era en el 2012 de 49.8 por ciento, es decir, que la mitad de los niños y niñas desnutridos crónicos de Centroamérica se encontraban en Guatemala.

Esta tasa es aun mayor en áreas de la población indígena, especialmente en el Occidente, donde existe una prevalencia de este mal superior al 90 por ciento.

Según la Encuesta Nacional de Micronutrientes del 2009-2010 reportó que el 35 por ciento de los niños menores de cinco años padece deficiencia de zinc, el 26 por ciento de hierro y el 13 por ciento de vitamina B12. La prevalencia de anemia en la niñez menor de cinco años es de 47.7 por ciento y en las mujeres no embarazadas y embarazadas es del 21.4 por ciento y 29.1 por ciento respectivamente.

El 12 por ciento de los niños y niñas nacen con bajo peso. 61 por ciento es el nivel de desnutrición en los municipios priorizados, según la  Encuesta Nacional de Salud Materno-Infantil 2008-2009.

OBESIDAD
La obesidad es una enfermedad crónica de origen multifactorial prevenible que se caracteriza por acumulación excesiva de grasa o hipertrofia general del tejido adiposo en el cuerpo; es decir, cuando la reserva natural de energía de los humanos y otros mamíferos, almacenada en forma de grasa corporal se incrementa hasta un punto donde está asociada con numerosas complicaciones como ciertas condiciones de salud o enfermedades y un incremento de la mortalidad.

El sobrepeso y la obesidad son el quinto factor principal de riesgo de defunción en el mundo. Cada año fallecen por lo menos 2,8 millones de personas adultas como consecuencia del sobrepeso o la obesidad.

Según datos de la OMS, dos de cada tres individuos con obesidad, tienen más probabilidades de presentar diabetes, hipertensión, infartos y cáncer. En Guatemala el 21 por ciento de los adultos son obesos y el 39 por ciento tienen sobrepeso, es decir, que en total el 60 por ciento de los guatemaltecos adultos tienen el problema. Esto principalmente por los malos hábitos de alimentación y por la falta de ejercicio.
“No comer o simplemente comer lo equivocado puede llevar a una desnutrición o una malnutrición y ambos espectros del panorama son dañinos para la salud”.
 
Fuente: lahora.com

miércoles, 13 de marzo de 2013

¿Qué es envejecer?


Cambios en nuestro cuerpo y nuestra mente

No es fácil dar una definición sobre qué es el envejecimiento aunque todos, de manera intuitiva, bien por observarlo a nuestro alrededor o bien en nosotros mismos, tenemos conocimiento del mismo.
El envejecimiento se ha definido como un proceso de deterioro donde se suman todos los cambios que se dan con el tiempo en un organismo y que conducen a alteraciones funcionales y a la muerte. Estos cambios en el orden morfológico, psicológico, funcional y bioquímico se caracterizan por una pérdida progresiva en el tiempo de la capacidad de adaptación y la capacidad de reserva del organismo, que produce un aumento progresivo de la vulnerabilidad ante situaciones de estrés y finalmente la muerte. Se ha definido por tanto, primero como una etapa de la vida y posteriormente como un proceso de deterioro por suma de déficit con el paso de los años.
En último término, en el organismo el envejecimiento es conocido como un deterioro progresivo de los procesos fisiológicos, necesarios para mantener constante el "medio interno". La muerte es el final de este proceso que no permite mantener este equilibrio que se llama homeostasis.
Sin embargo, más interesante que dar una definición es comentar algunos aspectos del envejecer que ampliarán el concepto previo.

¿Qué es la edad biológica y qué es la edad cronológica?
Es crucial saber distinguir estos dos términos. Esta distinción se resume en que la edad cronológica no se corresponde con la edad biológica:

Edad cronológica. Es la edad del individuo en función del tiempo transcurrido desde el nacimiento. Es por tanto la edad en años. Es un criterio administrativo de gran importancia que marca hechos trascendentales en nuestra vida como pueda ser la jubilación. Tiene por tanto un valor social o legal más que biológico. El tiempo en sí no tiene ningún efecto biológico sino mas bien los cambios ocurren en el tiempo.

Edad biológica. Es la que se corresponde con el estado funcional de nuestros órganos comparados con patrones estándar para una edad. Es por tanto un concepto fisiológico. Su conocimiento sería más informativo sobre nuestro envejecimiento real. 
Es fácil entender, cuando vemos a alguien que parece más joven de lo que realmente es por su edad cronológica, que el envejecimiento no es el mismo para todos. Tiene distinto ritmo en unos individuos y otros. Es más, cada uno de nuestros tejidos, órganos y sistemas envejecen a ritmo diferente en cada uno de nosotros. Esto hace que nuestra edad biológica solo podría entenderse como un promedio de cada uno de estos elementos. Esta heterogeneidad, incluso en un solo individuo, hace muy difícil la medición de la edad biológica. En el hombre no se han encontrado una o unas pocas mediciones biológicas que supongan una medición fiable que vaya a predecir nuestro propio ritmo de envejecer.
Es quizás aún más interesante desde el punto de vista del médico geriatra definir una tercera edad en el hombre como es la edad funcional. Se define como la capacidad para mantener los roles personales y la integración del individuo en la comunidad, para lo cual es necesario mantener unos niveles razonables de capacidad física y mental. Es esta edad la que puede definir una calidad de vida satisfactoria y por tanto un envejecer con éxito. El Geriatra debe acercarse a conocer esta edad funcional en la valoración de las capacidades del anciano.

¿Qué es el envejecimiento fisiológico y el envejecimiento patológico?
Se trata de diferenciar con estos dos términos la diferencia entre el envejecer exclusivamente relacionado con el paso del tiempo con cambios en los órganos y sistemas del organismo y el envejecer acelerado por la presencia de alteraciones patológicas secundarias a enfermedades o por influencias ambientales. El primero correspondería al envejecer fisiológico o "normal" que nunca se puede escapar absolutamente de la influencia del segundo o envejecimiento patológico.
El envejecimiento patológico es por otra parte prevenible para llegar a las etapas finales de la vida en las mejores condiciones posibles desde los puntos de vista funcional, mental y social.

¿Cómo cambia nuestro cuerpo con la edad?
Nuestro cuerpo a lo largo de la vida va a sufrir unos cambios en todos sus órganos y sistemas que como se ha comentado variara entre individuos y tendrá un diferente ritmo en un mismo individuo según la localización. Estos cambios serán bien morfológicos, es decir afectando a la estructura de los órganos, bien funcionales afectando a la función de los mismos.

Cambios en el aspecto exterior
Con la edad se reduce la estatura aproximadamente 1 cm por década, a partir de los 40-50 años, por disminución en la altura de los cuerpos vertebrales. El tronco se vuelve más grueso y las extremidades más delgadas. Hay un aumento de la curvatura de la columna vertebral llamada cifosis proporcionando ese aspecto encorvado que ha ilustrado en ocasiones la vejez.
La marcha se altera con disminución del braceo y aumento de la base de sustentación.
La piel pierde flexibilidad y elasticidad con pérdida de una proteína llamada colágeno y aparición de las arrugas. Disminuyen las glándulas sudoríparas con disminución de la sudoración lo que predispone al anciano a alteraciones en la regulación de la temperatura.
El pelo puede perder las células productoras del pigmento melanina y aparecen las canas.

Cambios en la composición corporal
Con el envejecimiento se pierde masa muscular y por tanto se pierde fuerza y capacidad para tener máximas prestaciones físicas.
Disminuye el agua corporal en el organismo. En un joven el agua representa aproximadamente el 60% del peso corporal pasando al 50% en los ancianos. Esta pérdida se produce sobre todo por pérdida del agua de dentro de las células. Supone una mayor predisposición a la deshidratación en el anciano.
Mientras que la masa magra disminuye la grasa corporal aumenta redistribuyéndose sobre todo en el tronco.
Se pierde también masa ósea lo que favorece la aparición de osteoporosis y fracturas.
Los órganos internos disminuyen de tamaño y peso con algunas excepciones como la próstata.

Cambios en los órganos de los sentidos
Con la edad se pierden papilas gustativas siendo especialmente llamativa la pérdida de la percepción del gusto para los sabores dulces.
Se produce una disminución de la capacidad para percibir los tonos de alta frecuencia a causa de la degeneración del aparato receptor del oído interno en un fenómeno que se llama presbiacusia o sordera del envejecimiento. Esto dificulta la percepción de notas agudas o de consonantes en una conversación lo que puede hacerla ininteligible.
El cristalino se vuelve más denso, grueso y menos elástico perdiendo la capacidad de enfocar objetos cercanos, en un proceso que se llama presbicia. Quienes lo padecen comienzan a tener problemas al leer las letras pequeñas del periódico, a una distancia normal, pudiéndolas enfocándolas al separar el periódico. La agudeza visual disminuye también con la edad pudiendo contribuir a ello alteración de las células receptoras en la retina.

Cambios en el aparato circulatorio
Se produce un aumento en la rigidez de las arterias, debido al aumento del grosor de la capa interna o íntima. Esto ocurre con independencia de la enfermedad arteriosclerótica que suele ser universal en las sociedades desarrolladas y que es favorecida por estos cambios.
En el corazón es de destacar una pérdida de capa interna o íntima que controlan el aumento de la frecuencia cardiaca en respuesta al ejercicio. El funcionamiento del corazón no se modifica en reposo pero si en los mecanismos de adaptación al esfuerzo.

Cambios en el aparato respiratorio
Los cambios estructurales que ocurren en el aparato respiratorio con un tórax más rígido y menos móvil y una disminución de la elasticidad pulmonar conducen a una disminución de la capacidad vital, del volumen de reserva respiratorio con un aumento del volumen residual que no se moviliza en el pulmón

Cambios en el aparato digestivo
Además de alteraciones en la dentadura y la masticación, los cambios más importantes en este sistema se refieren a dos aspectos:
En primer lugar, la reducción de su función motora que lleva en el estómago a un retraso en el vaciamiento y en el intestino a una tendencia al estreñimiento.
Se produce disminución de la secreción gástrica que dificulta la absorción de algunos elementos. También se secretan en menor medida algunas hormonas gastrointestinales.

Cambios en el riñón
Se reduce en general el funcionamiento renal a expensas de una disminución de su tamaño, una disminución de su flujo vascular y una reducción de los glomérulos funcionantes que filtran la sangre, Se produce una disminución del aclaramiento de sustancias y una pérdida de la capacidad de dilución y concentración de la orina.
Este envejecimiento renal permite sin embargo un adecuado mantenimiento del medio interno, aunque hace mas vulnerable este sistema depurador a agresiones de cualquier tipo.

Cambios en el sistema endocrino
En general hay mucha variabilidad de comportamiento de unas hormonas a otras. Es destacable la disminución de la tolerancia a la glucosa con una menor sensibilidad a una secreción de insulina que es normal. Este fenómeno se atribuye a una mayor resistencia periférica a su acción en los tejidos contribuyendo a la intolerancia al azúcar y a una mayor frecuencia de diabéticos entre los mayores.

Cambios en el sistema inmunitario
El sistema inmunitario sufre cambios que tienden a disminuir su poder defensivo frente a las infecciones y tumores. Con la edad involuciona el timo y se producen alteraciones en las poblaciones de linfocitos y en la respuesta con anticuerpos.
Además de en su papel de defensa, se altera su capacidad de reconocer lo extraño produciéndose respuestas contra lo propio favoreciendo el desarrollo de enfermedades autoinmunes.

Cambios en el sistema nervioso nervioso
Es muy difícil separar lo que es el envejecimiento normal del patológico en el sistema nervioso en concreto en el envejecimiento del cerebro. Muchas de las alteraciones patológicas que se observan al microscopio en enfermedades como la enfermedad de Alzheimer o la enfermedad de Parkinson se observan en el cerebro normal. La diferencia en muchos casos es sólo cuantitativa en cuanto al número de estas alteraciones. El cerebro con el envejecimiento sufre una atrofia con disminución del peso, aumento de los surcos entre circunvoluciones y un aumento de las cavidades del interior. Existe desde la infancia una pérdida de neuronas que se compensa con un aumento de conexiones entre ellas. Existen así mismo cambios en los neurotransmisores producidos en el sistema nervioso central.
Todos estos cambios producidos en el envejecer del sistema nervioso se traducen en que el anciano tenga una disminución de la sensibilidad del tacto, vibraciones y discriminación. A nivel motor se altera la capacidad de coordinación y de control muscular dando lugar a un enlentecimiento psicomotor.
La velocidad de conducción de nervios periféricos es menor con una disminución de los reflejos.

¿Cuáles son los cambios en nuestra mente?
En el aspecto cognitivo existe un enlentecimiento global de las funciones mentales. Existe así mismo una pérdida de memoria reciente o a corto plazo. Existe también una disminución en la capacidad de aprendizaje fundamentalmente relacionada con trastornos de memoria de fijación, que es la que almacena la información. Está conservada la memoria de evocación. La inteligencia no se altera en cuanto al cociente intelectual aunque parece disminuida la inteligencia reciente innata conservándose la inteligencia a largo plazo adquirida.
Respecto a cambios psicológicos no hay una modificación global de la personalidad asociada con el envejecimiento. No obstante parece que en esta etapa de la vida son más frecuentes la presencia de rasgos paranoides y quejas hipocondríacas. Personalidades frágiles e inmaduras pueden sin embargo tolerar mal las pérdidas asociadas a la edad pudiendo provocar cuadros depresivos o maniáticos.
En resumen todos estos cambios fisiológicos pueden resumirse en que el envejecimiento no es una enfermedad por si mismo, si bien suponen una disminución de la capacidad de respuesta y de reserva del organismo ante situaciones de agresión que pueden suponer una mayor vulnerabilidad ante la enfermedad.

Fuente: saludalia 

martes, 12 de marzo de 2013

Falta de vitaminas B provocan depresión y fatiga

 

La falta de vitaminas B1, B6 y B12, es causa común de depresión, fatiga y pérdida de masa muscular en los adultos mayores, aseguiró el médico Martín Dávalos Gómez, especialista en geriatría del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco.

El médico mencionó que la deficiencia de la vitamina B12 es causa de sarcopenia, un trastorno caracterizado por la disminución de masa muscular, adelgazamiento y fragilidad.

El problema de debilidad muscular en la población geriátrica se agudiza, si se toma en cuenta la poca o nula actividad física de este grupo de personas.

El experto, también informó para el portal, azteca noticias, que en el área de medicina interna tan sólo en fines de semana se atienden hasta 25 pacientes geriátricos al día, de los cuales 40% presenta deficiencia de complejo B y por lo general acuden a recibir atención por síntomas como depresión, fatiga, adelgazamiento, pérdida del apetito y debilidad.

Los pacientes diabéticos o hipertensos son propensos a presentar una baja de complejo B, debido a que presentan dismetabolia, lo que les impide la correcta absorción de los componentes vitamínicos.

En adultos en etapa productiva que generalmente se encuentran sometidos a un estrés crónico, excesivo y oxidativo hay un alto consumo de complejo B, debido a un desgaste físico y mental constante. Por lo regular estas personas cursan con cuadros gripales e infecciones.
El complejo B se encuentra en altas cantidades en alimentos como carnes rojas, hígado de res, pescado, verduras frescas verdes y amarillas, y cereales. Si el paciente basa su dieta en estos alimentos su mejoría puede ser mayor al 80%.


Influencia del complejo B


  • Vitamina B1 o tiamina
Encargada de regular algunas funciones del sistema nervioso como la neurotransmisión, así como la metabolización de azúcares y proteínas en la sangre.

  • Vitamina B6 o piridoxina
Interviene en el control del apetito, y participa en la metabolización de grasas.

  • Vitamina B12, cianocobalina o hidroxocobalina
Regula la memoria, el apetito, previene la depresión y la fatiga crónica. También combate la atrofia intestinal, para la absorción de nutrientes provenientes de la alimentación que pueden derivar en cuadros de anemia.

Fuente: Salud 180

jueves, 7 de marzo de 2013

El mal sueño altera "dramáticamente" el cuerpo


El estudio revela que cientos de genes se alteran cuando se duerme poco habitualmente.
Dormir poco de manera habitual puede tener un efecto dramático en el funcionamiento interno del cuerpo humano.
Científicos británicos descubrieron que la actividad de cientos de genes se altera cuando se duerme menos de seis horas al día durante una semana.
El estudio, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, podría ayudar a comprender por qué la falta de sueño afecta la salud.
Enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad y baja función cerebral han estado relacionadas con poco sueño. Sin embargo, las razones seguían siendo un misterio.
Es por esto que investigadores de la Universidad de Surrey analizaron la sangre de 26 personas tras disfrutar de un buen descanso -hasta diez horas cada noche durante una semana- y lo compararon con las muestras de quienes durmieron menos de seis horas.
El resultado fue que más de 700 genes fueron alterados. Cada uno lleva instrucciones para producir proteína, así que los genes más activos incrementaron su producción de proteínas, lo que cambió la química del cuerpo.
"Se registró un cambio bastante dramático en la actividad de muchos tipos de genes", le explicó a la BBC Colin Smith, de la Universidad de Surrey.

Inmunidad

El sistema inmune y cómo responde el cuerpo a estrés fueron algunas de las áreas afectadas.
"Claramente, el sueño es crítico para reconstruir el cuerpo y mantener un estado funcional", agregó Smith. "Si no podemos reponer y remplazar células nuevas, esto podría llevar a enfermedades degenerativas".
El especialista advirtió que en la vida cotidiana pueden haber muchas más personas con menos horas de sueño que las estudiadas, con lo que los cambios en el cuerpo pueden ser más comunes.
El especialista en reloj biológico de la Universidad de Cambridge, Akhilesh Reddy, calificó el trabajo de "interesante".
Considera que a partir de estos hallazgos se puede estimar una relación entre dormir poco y el desarrollo de problemas como la diabetes.
El estudio también podría servir para futuras investigaciones que permitan crear medicamentos que podrían eliminar los efectos de la falta de sueño.
"No sabemos qué es lo que causa todos estos cambios, pero en teoría si pudieras activarlos o desactivarlos, podrías salirte con la tuya sin tener que dormir".
"Aunque mi presentimiento es que el sueño es fundamental para regenerar todas las células", concluyó.

Fuente. bbc

lunes, 4 de marzo de 2013

Obesidad y depresión

 

Obesidad y depresión, la pescadilla que se muerde la cola

  • Una revisión demuestra que existe una relación bidireccional entre ambos trastornos

MADRID.- A veces, la obesidad y la depresión están unidas por un estrecho lazo. Acaba de confirmarlo una revisión de estudios, cuyos resultados demuestran la existencia de una relación bidireccional entre ambos trastornos.
"Las personas con sobrepeso tienen un 55% más de riesgo de desarrollar una depresión mientras que las que sufren este trastorno mental tienen un 58% más de posibilidades de convertirse en obesas", comentan los autores de este trabajo en las páginas de la revista 'Archives of General Psychiatry'.
Estos investigadores, miembros de distintos centros de estudios holandeses, revisaron la literatura médica en busca de trabajos que hubieran evaluado a fondo la asociación entre obesidad y depresión. Tras realizar varios filtros, se quedaron finalmente con 15 estudios, que analizaron de forma pormenorizada.
Sus conclusiones pusieron de manifiesto "una relación recíproca entre ambos trastornos tanto en hombres como en mujeres".

Adiós al tópico del 'gordito feliz'

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En su análisis, los investigadores comprobaron que "la asociación entre depresión y obesidad era más fuerte que la que se producía entre depresión y sobrepeso", lo que, según sus palabras, sugiere que la cantidad de kilos de más influye de forma clara en las posibilidades de enfermar.
Aunque no han podido establecer las causas de esta relación recíproca, estos autores barajan varias hipótesis. Según explican, la depresión podría provocar un aumento de peso debido a la aparición de distintas alteraciones neuroendocrinas. Además, también podrían influir el consumo de determinados antidepresivos o el hecho de que las personas con este trastorno son más proclives a llevar hábitos de vida poco saludables.
Por su parte, los procesos inflamatorios o la resistencia a la insulina asociada a la obesidad también podrían tener un papel importante a la hora de desencadenar una depresión. Del mismo modo, también influiría de forma importante la presión psicológica que ejercen los modelos de belleza actuales sobre muchas personas con sobrepeso.
"Son necesarios más estudios epidemiológicos para analizar estos mecanismos", reclaman los investigadores en su trabajo.
En sus conclusiones, subrayan que estos hallazgos podrían tener importantes implicaciones para la práctica clínica. "Estar alerta podría conducir a una [mejor] prevención, detección temprana y tratamiento para las personas en riesgo, lo que, en última instancia, ayudaría a reducir la extensión de ambos trastornos", concluyen.

Fuente: el mundo.es

sábado, 2 de marzo de 2013

Descubren molécula "apaga fuego" del asma


Hombre con asma

Los tratamientos actuales el asma usan esteroides.
Cuando ocurre un ataque de asma, las vías respiratorias se obstruyen, lo que limita el flujo del aire. Quien lo padece tiene una sensación de asfixia acompañada por una presión en el pecho y tos.
Científicos en Estados Unidos hicieron dos descubrimientos que podrían servir para "apagar" la inflamación en las vías respiratorias y desarrollar terapias sin esteroides contra el asma.
Según el estudio publicado en Science Translational Medicine, los investigadores identificaron una nueva función de las células inmunes, conocidas como células NK (por sus siglas en inglés natural killer, que en castellano sería "asesina natural") y por primera vez realizaron una descripción de las células innatas de linfocito tipo 2 en asma en humanos.
Estas células promueven la inflamación de las vías respiratorias con la segregación de moléculas.
"La nueva función (de las células NK) sería protectora. Ayuda a aliviar parte de la inflamación en el tejido", le explica a BBC Mundo el jefe del estudio Bruce Levy, del Departamento de Medicina Interna del Hospital Brigham and Women de Boston. "La segunda novedad es la regulación de estas células".
El especialista dijo que tanto las células NK como las tipo 2 son controladas por una molécula llamada lipoxin A4, que "mejora la habilidad de disminuir la inflamación del asma".

Baja producción

Trabajos anteriores demostraron que la gente con asma severa tiene problemas para generar lipoxin.
"Detener la inflamación de la vía respiratoria es muy similar a un incendio forestal. Los bomberos se enfrentan de dos maneras: empapando el fuego con agua y limpiando la zona de arbustos secos que podrían alimentar el fuego"
Bruce Levy, jefe de la investigación
"Si el lipoxin A4 estuviera presente, en teoría podría regular estas células para ayudar a aliviar la inflamación en asma", explicó Levy.
Para obtener estos resultados, el equipo de especialistas estudió los pulmones y la sangre de 22 personas con asma suave y severa. Ellos observaron que el lipoxin A4 estimula las células NK para que disminuyan la inflamación.
Esta molécula también desestimula a las células tipo 2 en su función de promover la inflamación.

Bomberos

"Detener la inflamación de la vía respiratoria es muy similar a (combatir) un incendio forestal", dice Levy. "Los bomberos se enfrentan de dos maneras: empapando el fuego con agua y limpiando la zona de arbustos secos que podrían alimentar el fuego", explica.
"Lipoxin A4 hace exactamente eso para resolver la inflamación. Es un bombero de la inflamación de las vías respiratorias que hace el doble trabajo de mojar el sendero que enciende la inflamación, y al mismo tiempo elimina las células que producen la inflamación".
El especialista aclaró que actualmente no existen terapias contra el asma basadas en lipoxin.
"La terapia que se usa ahora para disminuir la inflamación en asma es en forma de esteroides. Y funciona distinto. De hecho, esta familia de células no responde realmente a esteroides".
"La mayoría de los pacientes con asma severa tienen inflamación crónica de las vías respiratorias que nunca son verdaderamente solucionadas. Esto puede producir síntomas que inhabilitan a la persona, a pesar de las terapias disponibles", señala el científico.
Actualmente unas 235 millones de personas sufren de asma en todo el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud. Es la enfermedad crónica más común en niños.

Fuente: BBC