viernes, 9 de noviembre de 2007

Para evitar la gordura, dormir bien



La falta de ejercicio y el exceso de grasas y azúcares podrían no ser los únicos factores que están contribuyendo a la epidemia de obesidad infantil en el mundo.






Una nueva investigación afirma que los niños que no duermen suficientes horas también tienen más riesgo de volverse obesos.

Este estudio apoya la creciente evidencia científica que indica que el patrón de sueño tiene un impacto en el peso de la gente.

"Varios trabajos ya han demostrado, sobre todo en adultos, que el mal dormir está bien vinculado al aumento de peso", dijo a BBC Ciencia la doctora Rosa Labanca, médico nutricionista de la Sociedad Argentina de Obesidad y Trastornos Alimentarios.

Insuficiente

El estudio de la Universidad de Michigan, publicado en la revista Pediatrics analizó los patrones de sueño de 785 niños de 9 a 12 años procedentes de 10 ciudades en Estados Unidos.

Descubrió que los niños que dormían menos de nueve horas cada noche tenían más riesgos de volverse obesos, independientemente de su raza, sexo, clase social, o calidad del ambiente familiar.

Según los autores, muchos niños no están teniendo suficientes horas de sueño.

Y esto, dicen, "no sólo los está volviendo irritables, malhumorados sino también los está poniendo en mayor riesgo de desarrollar obesidad".

Los investigadores tomaron en cuenta el IMC (Índice de Masa Corporal) original de los niños, que es un cálculo basado en la altura y el peso, y llevaron un registro de control según este dato.

Sin embargo, no tomaron en cuenta el peso y los hábitos de los padres, lo cual también puede tener un impacto en el niño.

Los resultados mostraron que entre los niños que dormían de 10 a 12 horas cada noche desde los 8 años, un 12% se volvió obeso al cumplir los 11 años.

Esto comparado con 22% de los niños que dormían menos de nueve horas cada noche.

El estudio encontró que los niños de 12 años con sobrepeso dormían menos horas que los niños con un peso normal.

Y la mayoría de los menores de 12 años con sobrepeso eran de sexo masculino.

Según la doctora Rosa Labanca, estos resultados apoyan la evidencia de que el sueño tiene un impacto directo en el peso de los adultos.

"En los adultos esto se da con frecuencia" afirma la experta.

"Porque el mal dormir está asociado a modificaciones de los neurotransmisores cerebrales que intervienen en el estímulo del apetito".

Riesgos

Pero no todo está perdido.


El mal dormir está asociado a modificaciones de los neurotransmisores cerebrales que intervienen en el estímulo del apetito

Dra. Rosa Labanca, Sociedad Argentina de Obesidad y Trastornos Alimentarios
El estudio reveló que por cada hora adicional de sueño, un niño de 12 años tenía 20% menos riesgo de ser obeso durante ese año.

Y por cada hora adicional de sueño a los 8 años, los riesgos de obesidad disminuían 40% cuando el niño cumplía 12 años.

Los científicos no saben qué es lo que causa esta relación, pero se especula que podría deberse a que un niño cansado tiene menos probabilidades de jugar y estar activo.

"Podría ser que el hecho de dormir menos horas genera un estado de estrés que está vinculado también al aumento de peso y de la ingesta alimentaria", afirma la doctora Labanca.

También podría ser que, al estar cansados, los niños se vuelven más irritables y podrían utilizar la comida para regular sus estados de ánimo.

"Muchas veces se intenta calmar el cansancio con la comida y la gente cree que comiendo un hidrato de carbono va a mejorar ese estado de cansancio".

"Y por lo general lo que se come son carbohidratos y grasas que aumentan el peso corporal", señala Rosa Labanca.

Los expertos recomiendan que los niños en edad preescolar duerman entre 11 y 13 horas.

Los niños de escuela primaria deben dormir entre 10 y 12 horas, los preadolescentes, de 9 a 11 horas y los adolescentes 8 horas y media.