Comedores Compulsivos Anónimos abre sus puertas a aquellos que deseen combatir la necesidad de comer en exceso
Ser
bello, atractivo y sobre todo delgado, es lo que muchos anhelan. Pero
para otros, este deseo no para ahí: es lograr llegar a una talla cero o
por lo menos dos, lo más cercano a los modelos de las revistas, ésos que
lucen cuerpos casi esqueléticos.
En detalle
Muchas
personas se exponen a extremosas medidas con tal de lucir flacas,
aunque ese deseo no les quite su gran adicción por comer. Estos
trastornos alimenticios los sufren tanto hombres como mujeres.
Las
modas, los estereotipos sociales y, en ocasiones, los mismos padres
crean una presión tan grande en sus hijos por comer o dejar de hacerlo,
que los convierte en víctimas de la anorexia, bulimia o, simplemente, en
un comedor compulsivo.
Pero existe una buena salida para ayudarnos con este gran problema: Comedores Compulsivos Anónimos (CCA), el cuál es parte de la organización Overeaters Anonymous (OA)
Los
integrantes de CCA desean que las personas con este problema tengan la
oportunidad de encontrar una solución. “Hay esperanza, lamentablemente
muchos no lo queremos ver de esa manera”, comenta uno de sus miembros,
quien tiene más de 20 años participando en OA y, aunque se rehusaba a
pensar que un día dejaría de ser obeso, desde hace seis años comenzó su
transformación.
El
comer compulsivamente es un síndrome que se describió como enfermedad,
por primera vez, a mediados de los años 80. Una persona con este
problema presenta episodios llamados atracones en los que se ingieren
grandes cantidades de comida. Esta acción es acompañada de la sensación
de pérdida del control sobre la cantidad y el tipo de alimentos que se
ingieren, expresada como una necesidad imperiosa de comer, aunque
físicamente ya no se tenga hambre.
Los
comedores compulsivos suelen comer hasta sentirse incómodamente llenos y
con frecuencia lo hacen solos por pena de que les vean. Acompañados de
los atracones, vienen los sentimientos de culpa, depresión y enojo
consigo mismo.
Los factores que desencadenan este trastorno son el estrés, la herencia de padres obesos y los malos hábitos alimenticios.
La
anorexia y la bulimia tienen un trasfondo psíquico y biológico
indudable. Sin embargo, otros factores externos, como los medios de
comunicación y los amigos, pueden favorecer la aparición de estas
patologías en adolescentes.
A
diferencia de la bulimia, en los comedores compulsivos no se presentan
conductas compensatorias, es decir, acciones que contrarresten los
efectos del exceso de alimento como pueden ser vómitos, abuso de
laxantes o diuréticos, sobre ejercitarse, etc. Sin embargo, hay personas
que pueden ser comedores compulsivos y tener bulimia.
Entre el querer y el rechazo
La
madre de uno de los miembros de OA llevaba una vida de constantes
dietas, y con su abuela pasaba lo mismo, pero además, era adicta a los
laxantes y diuréticos.
“A
los cinco años comencé a notar que tenía una gran compulsión por la
comida”, cuenta su hija, quien ahora es una profesional y se encuentra
sumergida en el reto de derrotar esa adicción por los alimentos a través
de terapias.
El
régimen de alimentación en su casa era rígido, pero ella se las
arreglaba para conseguir comida. La niña comenzó a crecer en edad y
peso. La preocupación de los padres y los comentarios de las amistades
comenzaron a presionar. “Decían que con esta cara no podía estar
comiendo tanto”, recuerda.
A
los 8 años de edad su madre la sometió a una dieta y a los 13, esta
preadolescente ya consumía pastillas —por prescripción médica y
autorización de la madre— para bajar de peso.
“Adelgacé,
claro, llegué a la talla perfecta: 2, y entonces me invitaron a ser
modelo. Todo estaba bien y, claro, era bien vista por todo mundo. A esa
edad esas cosas te fascinan”, expresa.
Sin
embargo, el fantasma no se había ido. La obsesión por comer estaba
vigente, pero ella no era la única: había otras chicas en el medio que
padecían lo mismo. “Entre las duras dietas, daba unas comilonas que,
lógicamente me hicieron aumentar mucho de peso”, dice.
Así
que a los 14 años eran atracones de comida y luego laxantes y
diuréticos. En un lapso de dos semanas, ella podía subir y bajar 10
kilos de peso. “Era impresionante, porque un día me veían gorda y la
siguiente vez, ya estaba flaca”, comenta.
A
los 19 años se le diagnosticó anorexia y bulimia porque entonces,
aunque se daba los atracones, vivía entre largos lapsos de ausencia de
alimento y, además, le dio obsesión por el ejercicio.
Todos esos cambios drásticos de alimentación, dietas, pastillas para adelgazar, laxantes, diuréticos y exceso de ejercicio, dieron resultado: Perdió su periodo menstrual, el cabello se le caía a mechones y subió de peso. En tres meses subió seis tallas, relata.
A los 21 años tuvo que ser internada de emergencia por una descompensación de pérdida de potasio.
“Pensé
que ésa iba a ser la única vez que iba a estar en un hospital por esa
razón. Pero al mes y medio, me ingresaron por el mismo motivo”, dice.
Una solución mental
Comedores
Compulsivos Anónimos (CCA/OA) ha sido la solución de muchos. Aunque el
proceso no es inmediato, cada individuo marca su propio tiempo.
“Nosotros
hemos encontrado que la solución para detener el avance de esta
enfermedad progresiva es la práctica de los ‘12 pasos’”, explica otro de
sus miembros, que a sus 46 años, tiene ahora una percepción diferente
de la vida.
Los
comedores compulsivos mantienen la teoría de que su adicción es igual a
la de un alcohólico o drogadicto, y que lo principal para comenzar en
estos grupos es aceptar sin vergüenza que hay un problema y que tiene
solución. Los “12 pasos” son el núcleo del programa de CCA/OA para la
recuperación personal de comer compulsivamente, y están basados en las
experiencias de los primeros miembros de Alcohólicos Anónimos (AA).
Estos
“12 pasos” describen actitudes y actividades que los miembros
originales creen fueron importantes para ayudarles a lograr la
sobriedad. “Estos 12 pasos no son obligatorios, cada quién tiene la
decisión de aplicarlo con sinceridad en su vida”,
Este
grupo no tiene nada que ver con religiones, ni con reglas que deban
cumplirse al pie de la letra. “Esto tiene que ver con lo físico,
emocional y mental”, dice un miembro que, aunque acudió muchos años a
CCA, su tiempo para salir del problema fue largo.
En
Comedores Compulsivos los asistentes se reúnen para platicar de sus
experiencias, contar sus frustraciones y, algunos de ellos, cuentan sus
historias de éxito porque lograron reducir su peso.
Cuentan
con un “padrino” o “madrina” que les ayuda a superar los momentos de
angustia cuando están en la fase inicial de su interés por cambiar sus
hábitos de alimentación.
A
quienes padecen de este impulso por comer, les cuesta trabajo
comprender que pueden llegar a ser “personas normales”. Y mucho de esta
adicción también tiene relación con la falta de educación sobre el tema.
“No
hay nada peor que vivir en la ignorancia. Estos grupos también te
ayudan a informarte y, entonces, ya no puedes seguir comiendo de la
misma manera”
Satisfacción por comer lo necesario
El
día que el médico le dijo a uno de los miembros que ya no era necesario
pincharse el dedo todos los días para medir la cantidad de azúcar en su
sangre y que no recibiría más inyecciones de insulina porque su
diabetes había “desaparecido”, éste no lo podía creer. Hasta ese
entonces se dio cuenta que aquellos “12 pasos” habían dado resultado.
“Mi
peso no decía mucho porque físicamente seguía gordo, pero entonces
decidí que continuaría con esa disciplina porque si había logrado
erradicar la diabetes, podía lograr más”, expresa.
Él
acudió a AAC/OA por órdenes de su empleador, debido a que estaba a
punto de perder su seguro médico por sus problemas de obesidad. Aunque
sentía depresión y culpabilidad de quien come en exceso, dudaba que en
este grupo fuera a encontrar la solución. “Mi gordura comenzaba a crear
problemas, no sólo en mi trabajo sino también con mi familia: en la
calle me señalaban por gordo y mis hijos eran los que sentían el dolor”,
explica.
Llegó a pesar casi 400 libras;
rompía sillas, le era imposible entrar en su auto y en las reuniones
había que tener una ración específica para él. “Era una situación
vergonzante”, cuenta.
Actualmente tiene un peso de 180 libras, es un hombre alto y quien lo ve, jamás podría imaginar que alguna vez fue obeso.
“Mi
vida es otra. Mi relación familiar es armoniosa; ahora tengo que
reparar algunos daños que les ocasioné a causa de mi adicción por la
comida”, concluye.
Comedores Compulsivos Anónimos en el perú
En nuestro pais hay reuniones todos los miescoles a las 7pm en la parroquia Nuestra Señora De Fátima ubicada en Av. Armendáriz 350 Miraflores, Lima, Perú. Teléfono 4463119 “en La Cabañita” que se encuentra en el estacionamiento trasero de la parroquia.
Comedores Compulsivos Anónimos en el mundo
Pueden encontrar muchos lugares de comedores compulsivos de varios países en este link http://www.oa.org/languages-other-language-links/ ,
pero si no encuentran uno de su país en esa página, de hecho
encontrarán buscando en Google, ya que los hay en todo el mundo y
ciudades.