En la medida que se acerca la
Navidad, muchas personas experimentan una mezcla de entusiasmo y
agitación. Pero para quienes que padecen del trastorno de ansiedad
social, esta puede ser la época más traumática del año.
En mayo de este año, el Instituto Nacional para
la Excelencia de la Salud y Cuidados de Inglaterra (NICE, por sus siglas
en inglés) publicó unas directrices clínicas en las que define esa
afección como "miedo persistente o ansiedad desproporcionada en relación
con una o más situaciones sociales".
La temporada navideña ofrece una
combinación única. Si bien es completamente racional sentir cierta
preocupación por las finanzas, por los excesos de alcohol y la
incomodidad de pasar tiempo con familiares que no se ven con frecuencia,
quienes sufren de ansiedad social pueden obsesionarse tanto con estos
aspectos hasta el punto que se convierten en un factor debilitante.
Los síntomas físicos incluyen rubor, sudor
excesivo y respiraciones cortas, pero los efectos más incapacitantes son
causados por la fijación de los enfermos de percibir sus insuficiencias
sociales. Durante meses, las actividades potencialmente estresantes les
consume el pensamiento; y los frecuentes desastres imaginados son
analizados más tarde en detalle.
Cualquier cosa puede activar el sentido de amenaza, desde conocer a alguien hasta ser observado mientras come.
Y la Navidad plantea cuestiones particulares. La
más obvia es la infinidad de compromisos sociales -y su naturaleza
alcohólica-, aunque hay otras más sorprendentes que enfrentar. La
británica Heather, de 38 años, empieza a preocuparse por las fiestas
desde septiembre.
"Terminé la mayor parte de mi compra (navideña) en octubre para así evitar las multitudes", explica.
La ansiedad de Heather aumenta con la llegada de la Navidad. Lo que le preocupa en particular es la fiesta del trabajo.
"La mayoría de los años compro la entrada de la
fiesta, a pesar de que soy completamente consiente de que no iré. Lo
hago para evitar que la gente piense que soy avara, o que odio la
Navidad o que no me gusta su compañía".
El constante temor de Heather de no estar a la altura de las expectativas la lleva incluso a comprarles regalos a sus colegas.
"Para el amigo secreto, me gasto en el obsequio
tres veces la cantidad acordada, para asegurarme de que será bien
recibido por la persona. Me enfermo con sólo pensar en la idea de que lo
rechace públicamente y que todo el mundo sepa que fui yo quien compró
ese regalo inferior".
No hay uno igual
Los factores desencadenantes que provocan la
ansiedad social son tan variados que es difícil describir a un paciente
"típico", tanto en términos de síntomas como de personalidad. Si bien
con frecuencia este trastorno se desarrolla a una temprana edad (NICE
asegura que en promedio es a los 13 años) y muchos lo superan antes de
llegar a la adultez, puede surgir a cualquier edad.
Según la doctora Gillian Butler, psicóloga clínica británicas y autora de Overcoming Social Anxiety and Shyness ("Superando
la ansiedad social y latimidez"), también es "el único trastorno de
ansiedad que afecta de la misma forma a hombres y mujeres".
Incluso la gente que parece segura y
extrovertida puede sufrir de este trastorno. Recientemente la ansiedad
social ocupó los titulares cuando la actriz Jennifer Lawrence habló
sobre su lucha.
Las distintas e impredecibles formas en que se
manifiesta este tipo de ansiedad significa que mientras algunos -como
Heather- evitan activamente situaciones como la fiesta de Navidad de la
oficina, la ansiedad de otros puede radicar en el temor de que haya
habladurías si no asiste, así que van a la fiesta a pesar de lo
incómodos que se sienten en estas situaciones.
Incluso hay quienes, como el estudiante
universitario Alex, de 20 años, que durante diez años han experimentado
"paranoia, autoestima baja e inseguridad" y aun así esperan con
entusiasmo estas fiestas. Hablan con emoción sobre "la atmósfera
especial y el aumento general de felicidad que otros experimentan" en
esta época del año.
La ansiedad social de Alex disminuye cuando está
con su familia. Sin embargo, según Butler, para algunos, estar rodeado
de los seres queridos puede ser un detonante de ansiedad.
"La gente puede sufrir de ansiedad social en la
unidad familiar. Como adulto, te puedes sentir tonto hablando con los
niños. Puede traer recuerdos de la adolescencia y de momentos
vergonzosos del pasado", explica la experta.
Butler sugiere terapias cognitivo-conductuales
(TCC) para tratar este trastorno. Estas terapias se basan en la premisa
de que lo que se afrontan son los síntomas, en lugar de las causas
subyacentes de la ansiedad, y si se puede cambiar los pensamientos
negativos de una persona sobre su inadecuada percepción social. Con el
tiempo, el comportamiento cambiará y la ansiedad se reducirá.
Aunque existen otros tratamientos disponibles, como fármacos, TCC es el método que más se utiliza para combatir el trastorno.
Síntomas y causas
No obstante, ello no quiere decir que esté libre
de críticas. La terapia que se receta se suele hacer en bloques de 11
semanas, lo que algunos consideran muy breve para que tenga un impacto
duradero.
El psicólogo clínico Oliver James cree que
cualquier beneficio relacionado con TCC es temporal, pues un tratamiento
efectivo debe lidiar tanto con las causas como con los síntomas de la
ansiedad.
"(La TCC) anima a la gente a que se diga una
historia sobre su ansiedad y no hace ningún intento por entender las
causas", afirma.
Debido a que muchos pacientes encuentran
imposible hablar con una figura de autoridad, como lo sería un doctor,
los tratamientos por internet son cada vez más populares; así como los
cursos de TCC, los foros pueden ofrecer consuelo.
Tanto Alex como Heather son miembros de SAUK, un
foro para personas con ansiedad social, que cuenta con más de 15.000
miembros (y regularmente experimenta una gran afluencia de registros
durante las fiestas).
Una de las administradoras del sitio, Louisa Hatton, considera que SAUK ofrece ese tan necesitado sentimiento de comunidad.
"Debido a que parte de la ansiedad social es
tratar de evitar que otros vean tus miedos, puede ser refrescante
interactuar con otros que entienden esas preocupaciones y pueden sentir
empatía. También empodera a las personas para que avancen en su propia
recuperación, al dar acceso a información y experiencias de otros".
Louisa es una prueba de que la ansiedad social
se puede conquistar, tras haberse transformado a si misma de "estar
esencialmente confinada a casa, a estar prácticamente libre de
ansiedad".
Su consejo para quienes se sienten angustiados
en esta época del año es simple: "Primero, recuerda que si bien la
ansiedad social es con frecuencia aislante, no estás completamente
solo".
"Segundo, se proactivo. Sólo con ver lo que es
la ansiedad social ya es un gran primer paso para tomar el control de
tus preocupaciones y temores".
Fuente BBC