Cada vez hay gente que vive sumergida en el estrés por exigencias
laborales o problemas personales que no saben cómo sobrellevar.
Se dice que es el mal de este siglo, pues cada vez son más las personas
que han adoptado en su estilo de vida vivirlo dentro de la vorágine que el
tiempo y la modernidad exigen. Nos referimos al estrés y cómo silenciosamente
se va apoderando de hombres y mujeres, sin importar la edad, que buscan
sobresalir en un mundo competitivo sin medir las consecuencias que ello
conlleva.
El estrés, cuyo origen en inglés es tensión, es la reacción fisiológica
del organismo a diversas situaciones que puedan significar un problema,
preocupación o consecuencia de una enfermedad, que active el mecanismo de
autodefensa del hombre o de la mujer.
Los síntomas pueden manifestarse en nerviosismo, pulso acelerado,
sudoración de la piel, pupilas dilatadas, resequedad de la boca, vahído, como
respuesta natural y necesaria para la supervivencia. Cuando el individuo no
sabe controlar estas emociones, y son demasiado repetitivas, puede alterar su
modo de vida y desencadenar serios problemas de salud.
El estrés puede afectar la vida familiar, bastará que uno de sus
integrantes lo padezca para que se contagie el resto. Las personas suelen
llevar a casa, por lo general, los problemas del trabajo o de la calle, y
voluntaria e involuntariamente involucrar a la pareja y los hijos en asuntos
ajenos a ellos, y eso alterar sus vidas.
El hombre tiende a alejarse, renegar y encerrarse en sí mismo, y piensa
que su relación está en peligro. En el caso de la mujer los síntomas
característicos son agobio, reacciones exageradas por cosas pequeñas, y
agotamiento. Su pareja, en vez de apoyarla, se enfurecerá porque ella está
molesta. Esta incomprensión entre ambos cónyuges puede agravar la situación.
No todas las personas experimentan el estrés de la misma forma. Hay quienes
lloran, gritan, golpean a alguien o le dan de puñetes a la pared, pero eso no
resuelve el problema. Otros buscan conversarlo con alguien en quien confían, y
eso ya puede ser una forma de afrontar mejor el problema.
Las causas del estrés pueden deberse a diversos motivos; el más
frecuente es el laboral, por exceso de responsabilidad, malas relaciones con
sus jefes, miedo a perder el empleo o no dar la talla. Otra razón es por la
pérdida de un ser querido, amistades o personas a las que estábamos apegados;
la etapa de duelo tomará un tiempo en sobrellevarse.
El ruido ambiental, el caos en el que está sumergido el entorno en
donde uno se encuentra, aunado a las presiones y exigencias personales, pueden
ser otra razón más para estar en permanente estrés. También está la soledad, no
tener contacto con alguien en quien confiar, conversar o salir, puede sumir a
la persona en angustia y depresión.
¿Cómo sobrellevar una situación de estrés?
Busca ayuda, rodéate de personas que te comprendan y te den su respaldo,
y no que te agobien más con problemas similares.
Aprende a controlar tus sentimientos cuando algo te moleste. No te
pongas nervioso(a). En situaciones así aprende a reconocer cómo te sientes y
expresarlos.
Evita desquitarte contigo mismo(a), trátate bien y busca la ayuda o
soporte necesarios.
Procura resolver el problema y no quedarte en él. Una vez recuperada la
calma podrás ver mejor el panorama y buscar una solución.
Quedarse en pensamientos negativos solo ahondará la situación de
estrés.
Atraer pensamientos positivos y buscar un plan B al problema, servirá
de mucho y mantendrá viva la esperanza de superar ese momento de crisis.
Fuente; RPP