Oaxaca,
México.- La obesidad es una enfermedad que se extiende en el tejido
social como especie de virus y por imitación se disemina principalmente
entre familiares, al compartir hábitos, gustos y excesos no saludables,
alerta el área médica del Instituto Mexicano del Seguro Social en Oaxaca
(IMSS).
Y es
que de acuerdo con estadísticas del instituto, si los jefes de una
familia tienen un peso normal, la probabilidad de que sus hijos sean
obesos es relativamente baja, un 10 por ciento; en cambio cuando uno de
los padres padece obesidad el riesgo de que sus niños también lo sean
sube hasta un 50 por ciento; y en el caso de que ambos estén excedidos
en peso es casi seguro que los menores también lo estén pues la
probabilidad aumenta hasta un 80.
En un
país en el que tener un índice de masa corporal superior a 24 (con lo
cual se demuestra que ya existe algún grado de sobrepeso) es común en
siete de cada 10 mexicanos adultos. La población joven está en riesgo de
ser la primera generación en tener una expectativa de vida menor a la
que sus padres y abuelos tuvieron, explicó a coordinadora delegacional
de Nutrición del IMSS, Rocío Guadalupe Espinosa Castro.
Los
patrones de conducta de la familia y sus malos hábitos alimenticios se
heredan e influyen en que haya nietos o hijos “gorditos”. En este
sentido, la nutrióloga destacó que hoy debemos saber que un niño obeso,
al crecer, está en peligro de sufrir muerte súbita o enfermedades
asociadas a su condición, como diabetes (azúcar elevada), hipertensión
(presión arterial alta), hipercolesterolemia (exceso de grasa en sangre)
y afecciones cardiovasculares (del sistema circulatorio), todas ellas
alteraciones metabólicas que se consideran componentes de muerte
silenciosa.
El
índice de masa corporal (IMC) es un indicador simple de la relación
entre el peso y la talla que se utiliza frecuentemente para identificar
el sobrepeso y la obesidad en los adultos. Se calcula dividiendo el peso
de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros (kg/m2):
un IMC igual o superior a 25 determina sobrepeso y un IMC igual o
superior a 30 determina obesidad.
Ejemplos
de una mala alimentación sobran; uno de ellos, muy característico, es
el famoso “desayuno a la mexicana”, el cual consiste en atole y tamal,
alimentos muy “llenadores” que proporcionan al individuo 1,100 calorías,
alto porcentaje del total recomendado que debe consumir un adulto
diariamente: entre 1,100 y 1,800.
Planificar
la alimentación, tomando en cuenta para el desayuno, comida y cena,
insumos de los tres grupos alimenticios, así como estar conscientes de
que las palmas de la mano son uno de los mejores instrumentos para
conocer la proporción de alimentos que nuestro cuerpo necesita
diariamente: cinco puños de frutas o verduras, dos palmas de leguminosas
y cereales (tortilla, arroz, frijol, avena, atole), tres palmas de
alimentos de origen animal (huevos, carnes, mariscos, leche y sus
derivados).
Procurar
consumir alimentos naturales, realizar sesiones de ejercicio (una hora
diaria de actividad moderada e intensa tres veces a la semana); comer en
familia (por lo menos una vez al día) ya que hay que recordar que al
igual que los hábitos surgen de la imitación; Así como evitar azúcares y
grasas (principalmente los provenientes de bebidas embotelladas como
refrescos, jugos, tés, y fritangas) e incrementar el consumo de agua
simple, son algunas medidas que repercutirán de manera favorable en el
crecimiento y desarrollo de los niños, finalizó la nutrióloga del IMSS,
Rocío Guadalupe Espinosa Castro.
Fuente: Diario Oaxaca