El doctor Rubén Bravo, supervisor de Nutrición y Endocrinología del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), ha asegurado que "el frío puede resultar un aliado oportuno contra la obesidad".
"Más de la mitad de lo que ingerimos está destinado a mantener la temperatura corporal: si hay frío ambiente, consumimos más calorías", ha comentado el experto, quien ha explicado que el deporte y las bajas temperaturas "activan el consumo de grasas que nos ayudan a adelgazar".
Sin embargo, ha argüido que durante el invierno se tiende a engordar más debido a la baja actividad física, los platos contundentes y la calefacción puesta a tope.
Para comprender mejor los procesos que tienen lugar en el organismo y que guardan relación con el calor corporal y el cambio de la temperatura ambiental, Bravo se ha referido a dos principios.
El primero es la "homeostasis", un complejo sistema que trabaja en mantener la temperatura corporal en 37 grados a pesar de los cambios ambientales, y el segundo es la "termogénesis", una de sus herramientas utilizada para generar calor.
"De modo que, si pasamos un poco de frío, siempre perderemos más calorías quemando grasa para convertirla en calor", ha resumido el especialista.
Por esta razón, Bravo ha argumentado que no es conveniente poner al máximo la calefacción, sea en casa, en la oficina o en el coche, y si la temperatura ambiental se fija en 21,5 grados, "sería más que suficiente".
El doctor ha dicho que en invierno hay que "priorizar la comida caliente, ya que nos ayuda a entrar en calor y saciar más rápido el hambre", pero desde luego, ha matizado, "es un error grave confundir una sopa con un cocido contundente".
"El principal mensaje que queremos transmitir a la gente es que, si comemos de forma inteligente, no tendremos subidas y bajadas de peso durante el año, de modo que evitaremos la operación bikini", ha expuesto el nutricionista.
Bravo ha comentado que al contrario de lo que muchos creen, las bajas temperaturas no son un obstáculo para hacer deporte porque múltiples estudios demuestran que "el ejercicio físico realizado en un ambiente frío activa la quema de grasas", mediante "el tejido adiposo que ayuda a adelgazar y que debe su tonalidad a su alto contenido de mitocondrias".
Su función, ha proseguido, es quemar energía para proporcionársela al organismo y elevar su temperatura cuando hace frío.
"Para quién no le gusta practicar deporte, cualquier excusa es buena: en el invierno, porque hace demasiado frío, y en verano, porque hace mucho calor", ha discrepado Bravo para insistir en que el ejercicio físico en esta época es "bueno para la salud ".
De hecho, ha descrito que se tiene "menos tendencia de perder líquidos y por tanto de deshidratarnos", mientras que en el verano existe un "mayor riesgo de insolación y sofocos".
No obstante, ha recordado que los que no están acostumbrados a realizar actividad física cuando la temperatura ronda el bajo cero, deben tomar medidas para que el sudor no se les enfríe, porque es la forma más rápida de coger un constipado.
"Si uno se abriga en capas, mientras realiza su rutina deportiva al aire libre -trotar, correr o hacer bici- y termina llegando a casa con una ducha caliente, el riesgo de resfriado es inexistente", ha sentenciado.
Fuente: Instituto Médico Europeo de la Obesidad