jueves, 8 de noviembre de 2007

Niños obesos, con mayor riesgo de padecer anemia



L
os niños hispanos en Estados Unidos son más propensos que los niños blancos y los niños negros a ser obesos y a sufrir de deficiencia de hierro, señaló un nuevo estudio.

Alrededor del 12% de los niños hispanos están aquejados de deficiencia de hierro, en comparación con un 6% en niños blancos y negros, indica un estudio públicado en la revista especializada Pediatrics.




El estudio es el primero en Estados Unidos que descubre un vínculo entre la obesidad y bajos contenidos de hierro en la sangre de niños de entre uno y tres años de edad.

Los investigadores determinaron que un 20% de los niños obesos tienen bajo contenido de hierro en la sangre, comparado con un 7% de bebés normales. La falta de hierro reduce la cantidad de oxígeno que es transportado al organismo por la sangre, y puede causar anemia.

Los investigadores también determinaron que los niños que atienden centros de cuidado diario son un 50% menos proclives a sufrir de deficiencia de hierro. Brotanek dijo que, al parecer, en los hogares de cuidado diario se presta más atención a la nutrición del infante.

El doctor Geoffrey Allen, especialista en afecciones sanguíneas del Hospital de Niños de Chicago, dijo que los hallazgos son un recordatorio de la importancia de examinar a los niños para determinar sus niveles de hierro en la sangre.

"Es asombroso verificar que los niños anémicos pueden correr y jugar", señaló Allen. "Puede ser difícil de detectar anemia suave y moderada", añadió.


La Leche y las frutas

Algunos expertos dicen que los padres cometen un error cuando permiten a los bebés consumir lo que hasta hace poco se consideraba una dieta saludable: leche de vaca, y jugos de frutas. En cambio, deberían alimentarlos con comidas ricas en hierro, como carne, frijoles, huevos, espinaca y pan orgánico.

Tanto la leche como los jugos de fruta tienen poco hierro, dijo la doctora Jane Brotanek, del Centro Médico Southwestern de la Universidad de Texas, en Dallas, una de las autoras del estudio.

"Lo que se pone en el biberón del bebé puede afectar su futuro", dijo Brotanek.